Cuando estudiaba
diseño interior, tuve un profesor cuya misión era hacer que aprendiéramos a
desarrollar nuestra creatividad; ja, nada sencilla su tarea!
La cuestión es que
hizo lo suyo mediante la implementación de diferentes ejercicios de dibujo.
No fue fácil y en un principio , la verdad, no podía entender qué tenía que ver mirar un cubo desde distintos lados , imaginarlo y dibujarlo desde esa imaginación.
Pero el ejercicio que
mas me ayudó, fue tener que formar en la mente la representación de algo que veo como si mis ojos
fueran una cámara de televisión o de circuito cerrado haciendo, de esa manera, un "recorte" de la realidad, pero era un recorte acotado que elegía "ver". Este ejercicio hizo que empezara a prestar atención de otra manera sobre las cosas que miraba y se aparecían a mi alrededor.
Así aprendía a
visualizar ; un espacio, un producto diseñado; y toda - o casi todas- las gamas
de posibles situaciones que podrían presentarse; aún mas allá del ámbito del diseño, y terminé trasladándolo a la vida misma.
Empecé a probarme a mí misma , siendo vista por mis "ojos cámara", evaluando mis actos y actitudes, valorando y criticando mis acciones. Era como salirme de mí misma.
Así concluí que somos nosotros los que decidimos QUÉ ver cuando miramos, y esa decisión está condicionada por esa
actitud inicial revisionista y responsable de positivo-negativo; miramos con mente optimista y resaltamos
las bondades de lo mirado, o solo nos enroscamos con la hosquedad y oscuridad que
proporciona lo negativo?
Parecen solo
palabras, y el que mas se atreva, hasta encuentre poético lo dicho, sin embargo,
si empezamos ejercitando el ojo y la intención, podremos verificar esta
afirmación.
La magia se hace
presente en cuanto el método pasa a formar parte
de nuestra personalidad y cada momento se transforma en el mejor, las personas
dejan de ser un problema y las palabras elegidas serán buenas y coloridas.
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