Ir explorando el día
a día con la intensidad que provoca la
actitud de descubrir sin esperar.
Dejarse llevar.
Sentirse parte del
viento, surcando el viento.
La inmensidad del
paisaje desplegándose generosamente ,sin
saber lo que nos está brindando.
Que el viento pegue
en la cara sin piedad, pero como parte
de la aventura.
Y no pensar, solo
fluir.
La perspectiva de
una ruta, de un casco y una espalda que ,curiosamente, no da la espalda.
Sin rumbo fijo, pero
con la certeza de llegar.
Y la inspiración que
nace sin que la llamen, dando el motivo suficiente y necesario para afrontar un
abanico de nuevas alternativas por escudriñar y , por qué no, decisiones que
tomar.
Animarse a
descubrir lo que quizas estuvo allí, a
un paso, desde siempre.
Emociones nuevas,
sensaciones diferentes en situaciones iguales.
MAGIA
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