Libro de bitácora
Indudablemente deberé hacerlo en algún momento y por alguna razón que aún no alcanzo a descubrir. Todos los días y a cada momento observo los actos de las personas como elementos disparadores de escritos, y me digo cómo me gustaría poder escribir espontanea y automáticamente todo lo que pienso y observo; sin embargo me choco con las limitaciones de no saber cómo hacerlo. Al momento de intentar escribir cambio las palabras originales, las que me había dictado el primer momento y así llego a otro tipo de expresiones que no son las que quería transmitir.
También siento que me urge que todo quede escrito.
No hay un tema, no hay una limitación, ni lógica en el hilo de las apariciones; sólo se me presenta una situación que me hace pensar y allí está mi gatillo disparado del deseo de escribir; o bien una persona cuya actitud ante determinada situación movió alguna disquisición acerca de su personalidad.
De tal guisa que el universo a tratar sería absoluto y emocionante; lleno de curvas y contracurvas como en el momento clave de “la caza del octubre rojo”.
Por ejemplo esta mañana desperté pensando que porqué se persignan tanto todos ante el pecado si es necesario!. Sí, es necesario porque es didáctico (o debería serlo); el pecado debe enseñar y sin él lo mas probable es que no demos con la pista que debemos descubrir (si no, no pasamos de nivel). El problema se presenta con aquellas almas descarriadas que duele ver cómo se meten en una vía de descarrilamiento continuo; así y todo, con mas o menos trabajo, con mas o menos tiempo , con mas o menos recurrencias, aprenderán. (no se puede contrariar el principio de que a los golpes se hacen los hombres!).
Yo me reconozco pecadora que quise empezar a aprender y en eso estoy; sin embargo seguiré errando, consciente o inconscientemente, pero debo aceptarlo porque así es la regla principal del juego de el “ SER-EN- EL MUNDO”.
Indudablemente deberé hacerlo en algún momento y por alguna razón que aún no alcanzo a descubrir. Todos los días y a cada momento observo los actos de las personas como elementos disparadores de escritos, y me digo cómo me gustaría poder escribir espontanea y automáticamente todo lo que pienso y observo; sin embargo me choco con las limitaciones de no saber cómo hacerlo. Al momento de intentar escribir cambio las palabras originales, las que me había dictado el primer momento y así llego a otro tipo de expresiones que no son las que quería transmitir.
También siento que me urge que todo quede escrito.
No hay un tema, no hay una limitación, ni lógica en el hilo de las apariciones; sólo se me presenta una situación que me hace pensar y allí está mi gatillo disparado del deseo de escribir; o bien una persona cuya actitud ante determinada situación movió alguna disquisición acerca de su personalidad.
De tal guisa que el universo a tratar sería absoluto y emocionante; lleno de curvas y contracurvas como en el momento clave de “la caza del octubre rojo”.
Por ejemplo esta mañana desperté pensando que porqué se persignan tanto todos ante el pecado si es necesario!. Sí, es necesario porque es didáctico (o debería serlo); el pecado debe enseñar y sin él lo mas probable es que no demos con la pista que debemos descubrir (si no, no pasamos de nivel). El problema se presenta con aquellas almas descarriadas que duele ver cómo se meten en una vía de descarrilamiento continuo; así y todo, con mas o menos trabajo, con mas o menos tiempo , con mas o menos recurrencias, aprenderán. (no se puede contrariar el principio de que a los golpes se hacen los hombres!).
Yo me reconozco pecadora que quise empezar a aprender y en eso estoy; sin embargo seguiré errando, consciente o inconscientemente, pero debo aceptarlo porque así es la regla principal del juego de el “ SER-EN- EL MUNDO”.
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