PALABRAS

PODREMOS ESTAR DE ACUERDO O NO, NO IMPORTA, LO REALMENTE SIGNIFICATIVO ES QUE NOS PODAMOS DAR UNA MANO Y QUE ALGO DE LO QUE ESCRIBA AQUI LE SIRVA A ALGUIEN.
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Marcela Lezana Bernárdez
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domingo, 24 de agosto de 2008



LA LLAVE (cuento)

Había una vez, no hace mucho tiempo, ni muy lejos; un niño que vivía en una casa oscura y fría. Pero era su casa! Había crecido allí!. su vida se había nutrido y desarrollado desde ese lugar.

Él sentía, sin embargo, que “algo” no estaba bien pues nunca llegaba a sentirse pleno. No acertaba a adivinar qué era y ya se había acostumbrado a estar así. Pero sin darse cuenta comenzó a experimentar angustia. No le dio mayor importancia y se fue a dormir como siempre, sin expectativas...
Mas esa noche soñó. Soñó que una tibia mano lo acariciaba y esa sensación lo sacudió y estremeció hasta despertarlo. Ahora se sentía distinto. Raro.
Siguió su vida, como siempre, en línea recta. Y volvió a soñar con esa mano y un beso. Cuántas sensaciones nuevas! Entonces al levantarse le sorprendió sentir tanta insatisfacción con lo que tenía, y su oscura y fría casa le pareció mas oscura y fría.
Un día vió que por la cerradura de la única puerta de su casa penetraba un fuerte rayo luminoso. Se asombró porque nunca antes lo había visto! Sintió curiosidad por averiguar qué era. Se asomó y vió que del otro lado había un hermoso prado lleno de flores de muchos colores, un cielo muy azul y un sol maravilloso que hacía brillar todo.
Quedó extasiado!, no lo podía creer! Y pensó:-“seguramente es una ilusión!; entonces siguió con su rutinaria vida; pero ahora cada vez mas insatisfecho.
En verdad deseaba estar en aquel lugar, pero cómo?! Creyó encontrar la forma soñándolo y así hizo; lo soñaba por las noches y lo espiaba por la cerradura durante el día. Hasta se creyó haberlo alcanzado y por momentos hasta se sentía felíz. Llegó a acostumbrarse al método de vivir felíz con esos breves instantes..
Sin embargo notó que cuanto mas pasaba el tiempo mas asfixiante le parecía su casa y mas fuerte era el deseo de estar en el prado.
Pensó y pensó cómo hacer para alcanzarlo y después de un tiempo se dio cuenta que la solución tal vez sería ABRIR LA PUERTA!. La alegría por el hallazgo lo inundó y empezó a buscar llaves. Las probó casi todas. Empezó con la del auto, pero no sirvió. Luego la del placard; tampoco funcionó. Mas tarde lo intentó con la del baño y no, no hubo caso.
Trató muchas veces, pero siempre equivocadamente. Sin embargo la ilusión de llegar lo mantenía en la lucha; pero a la vez esas constantes decepciones por no hallar la llave correcta, comenzaron a provocarle mal humor y cierta frustración. Llegó a sentirse agotado.
Una noche se acostó con la utopía de soñarla una vez mas, como siempre, y lo logró; pero esta vez esa tibia mano le habló en susurros y le dijo:”-la llave correcta es la que cuelga al lado de la puerta”.
La revelación le provocó alegría y agitación pero también un profundo desconsuelo porque esa llave era la PROHIBIDA!. Era la llave que durante toda la vida le habían dicho que no se tocaba. A la vez se dio cuenta que nunca se había preguntado porqué?.
Cuando despertó corrió hacia la llave y vió por primera vez que de ella colgaba una etiqueta en la que jamás había reparado ni se había interesado. L a miró largamente, se fue acercando lentamente e instintivamente la tomó y leyó HIPOCRESÍA..
Entonces pensó que estaba perdido porque esa llave siempre crecía. Se dijo:-“nunca podré abrirla!, lo mejor será que la siga soñando y de cuando en cuando la espíe por la cerradura.”
Sin embargo, un día se preguntó:”¿ -porqué estoy eligiendo así si esto no es lo que me hace felíz?!; pero tampoco me animo a romper con la hipocresía!; debo decidir.
Pero seguía estancado en el deseo y no se aventuraba a dar el paso a la acción. Le temía.
Así comenzó a ver que a pesar de seguir espiando el prado a traves de la cerradura, como siempre, éste se empezaba a ver cada vez mas lejos y ,desesperadamente y sin pensarlo mas, tomó la gran llave; pero...había crecido tanto que ya no entraba en la cerradura y así quedó atrapado con la hipocresía dentro de su oscura y fría casa .
MARCELA

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