PALABRAS

PODREMOS ESTAR DE ACUERDO O NO, NO IMPORTA, LO REALMENTE SIGNIFICATIVO ES QUE NOS PODAMOS DAR UNA MANO Y QUE ALGO DE LO QUE ESCRIBA AQUI LE SIRVA A ALGUIEN.
PALABRAS QUE DESEO COMPARTIR CON QUIENES DESEEN LEER.

Marcela Lezana Bernárdez
Marcela Lezana Bernárdez | Crea tu insignia

Crea tu insignia

martes, 26 de agosto de 2008






ORQUÍDEA NEGRA DE PASIÓN

Si tuviese que describir la primera impresión sería algo así: bella, muy bella; y lo que no es muy común, extremadamente interesante. Sus rasgos evocan inconfundiblemente a los de las mujeres vikingas. La larga y ensortijada cabellera rubio dorado, que le llega mas allá de los hombros, enmarca facciones casi de actriz de cine europea. Grandes ojos de color incierto, atraen la atención con enigmatismo natural, y una blanquísima dentadura es celosamente custodiada tras unos pulposos labios coralinos; topografía que enseña un terreno extraño, mezcla de pretendida dulzura y perversa sensualidad.
Una estrecha cintura guía la mirada, inequívocamente, hacia unas caderas que dibujan una cola imposible de ignorar, así como las largas y estilizadas piernas que yerguen en una ninfa de 1,80 mts :- hermosa mujer de 23 años de edad.
Su blanca piel, denota ser cuidada con verdadero afán, deja resaltar un logrado tatuaje: en su omóplato derecho un dragón atravesado por una espada. La bijou que luce es de características sencillas, pero inconfundiblemente expresan ímpetu. Una gargantilla con la réplica del tatuaje es sostenida por un grueso cordón de cuero que recorta el largo cuello. Todos y cada uno de sus delgados dedos exhiben unas manos atestadas de anillos de generosas dimensiones.
Lleva el torso cubierto por una blusa color naranja muy suave y poco más o menos transparente, desabotonada “casi” accidentalmente en sus dos primeros y último botón. Sin soutien, deja entrever unos senos redondos y juveniles, cuyos pezones asoman traviesamente y de a ratos, dificultando la atención. La corta falda al tono y la postura “casual” de sentarse, descubren sus hermosas piernas y muslos de contextura firme.
En síntesis, el “manjar” que cualquier mortal macho pudiera desear estaba allí.
Con voz suave y frases escrupulosamente escogidas, no pierde la oportunidad de seducir (con ellas también). Así inició un relato autobiográfico carente de inhibiciones que se tornaba, para mí, cada vez mas embarazoso.
La cadencia con que lo exponía y el léxico depurado, hacía pensar que la paciente en cuestión tenía, por lo menos, estudios secundarios cursados y es lectora de autores reconocidos; dadas las citas de las que se sirve. Mientras hablaba, un travieso bucle caía ocasionalmente ( y diría pretendidamente) sobre su rostro, motivando elegantes y armoniosos movimientos para despejarlo, dándole la excusa perfecta para buscar respuestas o cambiar la dirección del diálogo.
Dicho relato giró básicamente acerca de sus amores “inocentes” de niña; admitiendo escarceos amorosos ya de púber. Reseñaba todo con un dejo de nostalgia, disimulado pudor y la pasión del goce que le proporcionaba el recuerdo.
A los catorce años; continuó:, y a pocos meses de mis quince años, sintí la necesidad psíquica y hormonal de abandonar la masturbación. (A la que se había apegado con entusiasmo apremiante, según lo relatado!); y de sentir, en mi dispuesta, húmeda y cálida vagina, el falo de un hombre..
Es hija única de padres ya muy mayores, que la engendraron luego de muchos años de infructuosos intentos y tortuosos tratamientos.
Su madre, de origen esloveno, la echó al mundo a los 46 años de edad. Su progenitor, de origen germano, cumplió 50 años de edad el mismo día que abría sus ojos nuestra protagonista.
Ese regalo del cielo pronto se convirtió en un concierto de desconciertos.
La amplia brecha generacional, dió paso a una falta de comunicación difícil de sortear (y por ende de información; tanto de la actualizada como de la fundacional del ser humano), que ensanchaba la raja diferencial.
La sobreprotección a la que estaba sometida, en nombre de la educación, la apartaba de los escenarios que habitualmente comparten los jóvenes de su edad ( reuniones, bailes, etc). Todo esto la hacía sentir “rara”; y así decidió concentrarse en realzar su apariencia para utilizarla como “arma” de seducción. Interpretaba que de esa manera tenía el poder que le quitaba la magra socialización.
En vísperas de sus quince primaveras (casualmente nacida el 21 de septiembre), sintió la urgencia psicológica y el escozor físico, de experimentar su primer acto sexual. Para ello puso todas las expectativas en un compañero de su misma clase; lleno del vigor muscular de los que practican afanosamente deportes; pero lo asestó de una forma tan llana, que tras breves minutos de comprensibles dudas, y estupefacto por lo que le estaba aconteciendo (las manifestaciones de este tipo debían provenir de los varones, rezaba su credo), la rechazó, aludiendo que no estaba preparado aún.
Regresó a su casa abatida , contrariada; y con el deseo inflamado, corrió a su habitación.
Se desnudó completamente siendo el espejo su interlocutor y único observador, mientras se recorría el cuerpo punto por punto con sus manos y se decía a sí misma:”-soy bonita, tengo buenas lolas, buena cola y piernas firmes, ¿por qué me rechazan?-se preguntó una y otra vez-
Los efluvios hormonales aumentaban en frecuencia e intensidad; necesitaba satisfacer su apetito a toda costa. Su rutina privada formaba parte de un perverso sistema de refuerzo de ideas autoelaboradas tendientes a proporcionarle seguridad; y ese rechazo era una estocada a su orgullo.
Bajó las cortinas, puso música de moda y se arrojó sobre su cama hundiéndose entre una decena de mullidos almohadones. Lentamente sus manos iniciaron una serpenteante y suave danza. En forma metódica se dejó llevar hasta el éxtasis sobre las sábanas con imágenes de Barbie; que sus padres le habían regalado considerándola niña aún. Su cuerpo se estremeció con frenesí; jadeante, transpiró por cada poro hasta quedar completamente mojada. Una ardilla de peluche le brindó la tersura necesaria para lograr el objetivo: llegar al climax . Pronto se vió cumplido; tras lo cual una sensación de bienestar relajó sus músculos.
Esta escena se fue repitiendo sistemáticamente tarde a tarde y cada vez con mayor angustia. Era como un drogadependiente; la necesidad la poseía hasta el devarío.
Ya en la fiesta de sus quince años; prolijamente preparada por sus abnegados padres; se presentó bellamente ataviada, y “producida” detalladamente. Había logrado destacar sus ya naturales atractivos al máximo, constituyéndose en el centro absoluto de las miradas. Su pretendido objetivo la había movido a no descuidar ni un solo aspecto. Como una cazadora en busca de su presa, dirigió su artillería hacia un joven cuya presencia la impactara particularmente. Intentó seducirlo en todo momento con claras señales de lo que pretendía.
Durante el baile acometió provocativamente, con sus ya adiestradas manos, a su partenaire, que inevitablemente fue víctima de una vigorosa erección. Bochornoso abultamiento, casi imposible de disimular, ameritaba una decorosa retirada en señal de respeto hacia los presentes; alejándose bruscamente de ella, que ardía de deseo (al que se le agregó furia). Ese nuevo rechazo la llevó a intentar seducir a todos los varones concurrentes, mas , todos ellos la evitaron por consideración a sus padres..
A medida que transcurría el tiempo cronológico, su cuerpo se fue modelando. Se iban realzando sus curvas naturales, acercándola cada vez mas a un objeto de deseo.
Incorporó a los cuidados de siempre, una dieta rigurosamente equilibrada que hizo maravillas, juntamente con la concurrencia al gimnasio. Todo tenía como meta el perfeccionamiento físico para conquistar su objetivo: SER MUJER.
Así fueron pasando los días, sin pena ni gloria; con su pasión (que también era su mazmorra), sin ser resuelta y en la constante búsqueda, dentro del laberinto del desencuentro y el rechazo.
Se hallaba próxima al egreso del secundario, y en vísperas del tradicional viaje a Bariloche, lo que motivaba reuniones con los compañeros en distintos eventos con la finalidad de obtener divisas para financiar el mismo.
En esta ocasión fue un boliche el lugar de encuentro y fantástica excusa para lucir su privilegiada figura ( cuestión que manejaba con maestría sin par). Allí, y no habiendo transcurrido mucho de empezado el baile, se vinculó con un joven de 26 años de edad que vió en ella lo que prosaicamente se designa como “bocatto di cardenale”.
Ella, en realidad no necesitaba encontrar grandes virtudes en un caballero ya que su objetivo era que “la hiciera mujer”, y nada la apartaba de esa idea fija. Sin embargo este muchacho también la atrajo por su presencia.
En este punto hace un comentario al margen, con especial entusismo:”- lo ví y es como que sólo él estaba allí; lo miré y pensé “Él tiene que ser!!!.”
Su forma felina de caminar la cautivó con demencia. Se lo imaginaba entrelazado a su cuerpo, dejándose recorrer por sus manos y apretándolo entre sus piernas.
Era obvio que hacía mucho tiempo había callado los sucesos por el detalle con que se refería a ellos (desmedido).
Para él, ella fue su presa; y atraídos mutuamente se acercaron con el pretexto de bailar. Las luces negras, los lasers y el humo, junto a los estentóreos rugidos de la música, hicieron que deseara arrancarlo sin mas de ese hoyo.
Con la sabiduría donjuanesca de un auténtico Cassanova bien ensayada, este mancebo terminó de impresionarla. Esta vez las cosas se habían dado vuelta, y eso también la atraía.
En un automóvil de última generación, dieron un vareo por las desiertas calles de la ciudad, para luego tomar la ruta que los condujo directo a un albergue transitorio de la vecina localidad.
Su sibarita compañero sí sabía lo que hacía y lo que pretendía lograr! Y ella veía cerca la realización de su deseado sueño.
La habitación, mostraba una atmósfera teñida con tenues luces; y una decena de espejos se encargaron de clonar sus cuerpos hasta el infinito. La música completaba la tríada necesaria para hacer que sus sentidos se detonaran. Observó su primera sensación de plenitud!. Se dejó llevar por aquel par de diestras manos, al borde de la concupiscencia. Cada segundo lo deseaba con mayor virulencia. Se sumió en una especie de encantamiento, en una embriagadora danza de caricias y besos que aumentaban en cantidad y frecuencia hasta convertirse en un peligroso juego rayano con la violencia.
En medio de este frenesí, él había hecho que su leve vestido se deslizara, sin paradas, hasta los tobillos; dejándola absolutamente expuesta.
Sus dos cuerpos y sus cuatro manos, rindieron culto al erotismo. La dejó caer sobre la cama, de espaldas. Su abdomen, contraído por sucesivos estremecimientos fruto del placer “al dente” gozaban de los cuantiosos besos de su compañero. La penetración era inminente. En ese tris de segundo se sorprendió haciéndose una pregunta:”- ¿se dará cuenta que soy virgen?, me dolerá?, sin embargo, estaba decidida a todo.
Cuando el momento llegó, cerró lo ojos en un acto reflejo de absoluta entrega y fascinación sin par, y él “anotó” y llegó al clímax sin demora, y entre gemidos, hasta el goce del orgasmo. Luego, ambos somas se relajaron ; entonces pensó: “- ya soy mujer!”, esto fue magnífico!. Sintió la ligereza en sus venas y una sensación de volar, pero la duda la carcomía, debía confesar que esa había sido su primera vez. Temía que el detalle fuera motivo de burla.
El veterano de “combates carnales”, lejos de burlarse, se levantó prestamente, fue hacia la pequeña heladera y extrajo una botella de escarchado champagne que descorchó con exquisita gravedad; acto ante el cual ella desmayó cautivada por el enaltecimiento de la ocasión.
Dos horas después la dejaba en la puerta de su casa, con la promesa de un nuevo encuentro entre sus labios y la sensación de sus caricias aún ardiendo sobre su piel. Sin embargo allí se había dado el infausto natalicio de un palmario drama.
Su enigmático galán le obsequió un par de encuentros mas; luego de los cuales; y aún sin saber su nombre; se esfumó tan paradójicamente como había aparecido.
Transcurrieron días, semanas, meses durante los cuales todas sus actividades diarias no eran suficientes para distraerla de la ansiedad que le provocaba pensar que apareciera en cualquier momento o sonara el teléfono.
El viaje de egresados se acercaba y era una tortura pensar que quizas en ese intervalo viniera a buscarla.
Sus amigos le habían sugerido tener otras experiencias para olvidarlo, pero ella se mantenía con la esperanza de su regreso.
Días previos al viaje en cuestión, sus padres concertaron una visita con el médico de familia con el objeto de realizarle un chequeo de rutina; para quedarse todos tranquilos de que viajaría libre de preocupaciones. Desde luego desconocían los hechos acaecidos en la intimidad de su hija.
El médico prescribió estudios de laboratorio de rutina y un ELISA, para descartar HIV, pues, aunque no lo dijera, preveía que en ese alejamiento (de esos padres arbitrarios) esa joven perdería su virginidad, como revancha, en un desbocarse de libertad.
Al llegar a este punto de la narración, sus palabras asumieron el tinte de acordes de lamentación; y su memoria retorna muy lejos hacia atrás. Hace una pausa que, estimo, fue de evaluación, y continuó de esta manera:
”- cuando fuimos con mis padres a retirar los resultados de los análisis, nos inquietó el hecho de que nos citaran para repetirlos, pero esta vez en el hospital; es que el médico desconocía acerca de mi iniciación y no podía dar crédito a los resultados arrojados en primera instancia.”
Efectivamente, era” HIV positivo”; y luego de haberla atendido durante tantos años; desde niña; al facultativo le era extremadamente difícil aceptar esa realidad, aún desde el pretendido objetivismo médico. Esa adolescente estaba condenada bajo la daga de un “flagelo ruina de este siglo”. Vertiginosamente se había convertido en retrato indolente de costumbres profanas.

“siendo tu gloria fingida
una sombra de la vida
y una llama de la muerte”.
(Clarín: de “la vida es sueño”)
Su príncipe se convirtió en sapito...Considero oportuno insertar aquí un extracto del prólogo a las “memorias” del Marqués de Sade; para representar aproximadamente el sentir del doctor cuando tuvo que transmitirles la noticia; dice así: ...”cuando la virtud triunfa y las cosas son como deben ser, nuestras lágrimas se secan antes de ser vertidas; pero si luego de las mas duras pruebas vemos finalmente a la virtud abatida por el vicio, se desgarran nuestras almas...”
Dramática fue la reacción de padres y protagonista. Tras un silencio glacial; durante el que se ofrendaron miradas de reproche, dolor, remordimiento, odio, miedo; rompieron en un desgarrador llanto que desnudó las profundidades de estos corazones entre los que reinaba el desconcierto y el estupor.

“...con la grande confusión
que el nuevo estado te da,
mil dudas padecerá
el discurso y la razón...”
(Clotaldo: de “la vida es sueño”)
El colega en cuestión, rápidamente tomó partido en el cuadro y dispuso su derivación a un especialista en la materia, requiriendo, además, la colaboración de un equipo de salud mental para iniciar un urgente apuntalamiento. Había que resguardarla para que no cayera en un profundo cuadro depresivo, que es la llave que le abre las puertas al demonio del SIDA.
Un negro telón cubrió sus días; aunque bella y radiante se la veía; el viaje de egresados no pudo realizar, y en una profundo angustia se sumió.
Abrazó el aislamiento. Cerró las persianas de su habitación y lloró amargas lágrimas de desconsuelo tendida en su cama perdiéndose en las mil formas que se develaban de la mancha de humedad que había en el techo. Ellas le descubrieron la negra figura de la muerte que orbitaba en su derredor y entre susurros, le retorcían la conciencia.
El amor de sus padre se modificó, dio paso a un cambio de actitud en la manifestación del amor que le profesaban a esa, su hija, y que hasta entonces no habían sabido bien como expresárselo sino a través de cerrados conceptos y rigurosas máximas que terminaron alejándolos en definitiva.
Los profesionales infectólogos y de salud mental, obraron una destacable labor de equipo mancomunado, y tras algunos meses la autoconfianza renacía en todos. Se propuso luchar y vivir, en vez de entregarse y morir.
Terapias con fármacos y prolongadas jornadas de psicoterapia la hicieron “revivir”; enterarse que estar infectada de HIV no significaba, necesariamente, que padecía SIDA, la despertaron a otra elaboración mental. Pero, su vicio y el golpe certero de su pasión, rompieron contra el escollo sobre el que había sido arrojada, desdibujándole su horizonte y mutándola en una auténtica valkiria (diosas escandinavas con figura de mujer, rubias y terribles, armadas, y que cabalgan sobre alados caballos, que eligen previamente a los que han de morir en las batallas).
La maldad, la bronca, el revanchismo, el ¿por qué a mí?; hicieron que abruptamente diera un giro de 180° en su pensamiento:”- si me tengo que ir, lo haré acompañada”-era su decisión-
...”el fuego que consume mis entrañas
como una isla volcánica está solo,
no arde ninguna antorcha con su fuego
cual pira funeraria.

La esperanza, el terror, el sobresalto,
La exaltada porción de la congoja
Y el poder del amor, no puedo darlos,
Sólo usar la cadena...”
(Lord Byron)

Sin horizontes, sin futuro, se dio a una vida disipada. Alcohol, droga, cigarrillo y promiscuidad fueron el estandarte de un nuevo sistema de rebelión contra el mundo. La impotencia ante lo inexorable, No obstante, no había mellado un último resquicio de humanidad, su conciencia.
Sus noches de lujuria fueron certificadoras de un principio arraigado. Los ocasionales adoradores de sus dotes eran impuestos en la utilización de profilácticos, sin lo cual quedaban excluidos del placer que su cuerpo les podía brindar. Con turbadora frialdad llevó un cabal registro de sus “hombres”.- todavía no acierta a precisar si lo hizo por morbosa idea de diseñar un fixture, o por misericordia previsora de lo que vendría-
El hecho es que cuando acude a nuestra clínica en busca de ayuda para contener la depresión acechante, se inicia inmediatamente una exhaustiva pesquisa de los compañeros de placer “agraciados”. “Gracias” a las mentadas actitudes preservativas, ninguno de los galanes había sido infectado con HIV, a pesar de la generosa ventana esperada.
Ya han transcurrido cinco años de aquel furtivo y letal encuentro amoroso que truncó a una espléndida orquídea pletórica de vida y deseo en una orquídea negra de pasión, que a su seductora belleza e interesantes encantos suma el tiempo de descuento como esperanza. Su dicha es el éxito de ir venciendo los días. Sus sueños de hogar y familia ,que no habían siquiera sido elaborados, se diluyeron antes de brotar; pero...
YA ES MUJER...
MARCOSELA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ratings and Recommendations by outbrain