PALABRAS

PODREMOS ESTAR DE ACUERDO O NO, NO IMPORTA, LO REALMENTE SIGNIFICATIVO ES QUE NOS PODAMOS DAR UNA MANO Y QUE ALGO DE LO QUE ESCRIBA AQUI LE SIRVA A ALGUIEN.
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Marcela Lezana Bernárdez
Marcela Lezana Bernárdez | Crea tu insignia

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lunes, 1 de noviembre de 2010

ANGEL O DEMONIO- CUENTO Nº 3


Hacía un par de horas  nos habían llamado del Hospital de Agudos de la zona ,informándonos
que recibiríamos a un paciente por indicación del juez de menores. Este hecho motivó que
permaneciéramos en la clínica aún, a pesar de ser tarde ya.
La noche se perfilaba cálida y aplacada, sin sobresaltos, cuando se acercó la unidad de traslado.
Junto a una escueta historia clínica, nos entregaron a una niña de 14 años.
Ingresó vacilante, en medio de una crisis de llanto.  A pesar de mis años de profesión, me apretó
el pecho un sentimiento de angustia. Totalmente desencajada, imposibilitando todo tipo de
comunicación. No fue sino  horas mas tarde que entre todo el personal médico, de enfermería y
administrativo inclusive, logramos establecer un mínimo contacto, “persuadiéndola”de que su
internación sería breve y su terapia eficaz. De esta manera pudimos crear el primer eslabón de
una cadena cuya longitud aún desconocemos.
La corta edad de la paciente logró movilizarme en lo mas profundo en mi condición de padre de
familia; no obstante debí sobreponerme al sacudón inicial y me avoqué a la lectura de la historia
clínica de guardia médica que rezaba:
“- necesidad de internación en psiquiátrico; derivada al hospital, primariamente por sobreingesta
de polifármacos con ideas suicidas.
La intoxicación no afectaría su vida, pero al observar una intensa epigastralgia, se le practicó una
endoscopía cuyo resultado indicó “gastritis erosiva sin signos de sangrado”.
Se le prescriben protectores de la mucosa gástrica, quedando en observación por el término de
14 horas; tras lo cual se decide su internación para estudio en psiquiátrico.”
Le practiqué un rápido examen clínico, verificando que no presentara lesiones visibles.
Neurológicamente no exteriorizaba patología alguna, luego de lo cual opté por sedarla, pues su
manifiesta postura de mutismo absoluto no posibilitaría progreso por el momento.
Coloqué los papeles sobre el escritorio, inspiré profundamente y sin darme cuenta me encontré
viendo a mis propios hijos en mi imaginario; diapositivas mentales que me llevaron por los
momentos mas cruciales de nuestras vidas, los momentos aquellos en que crecimos juntos en
el aprendizaje de ser padre para mí e hijos para ellos. Momentos que hicieron de nuestras
historias “la historia”de nuestras vidas.  De repente me sobresalté y volví a la realidad del
consultorio.
Catorce años, piel morena; su figura se está estilizando. Un esbozo de senos  se comienza a
insinuar provocativamente con ajustadas prendas; al igual que sus generosas caderas.
Delgada y alta; cabello desalineado, descuidado; casi “ a la moda...”; caprichosamente volcado
sobre el rostro, al que semi-oculta.
Proyecto de adolescencia en camino a mujer; con aire de vampiresa y mente de niña; Hasta ese
momento ignoraba todo cuanto a su historia personal se refería; no contaba con datos que me
dieran la pauta de cuál había sido el desencadenante que la llevara hacia nosotros esa noche.
Me encontraba en medio de estas cavilaciones cuando se presentó ante mí  una vecina de la
niña.  Era la oportunidad de pensar en obtener alguna referencia, así que la invité a pasar al
consultorio. Comenzó a relatarme lo que creí era una novela de espanto.
 Dijo: “- Para ella soy como una “tía”, a pesar de no existir ningún parentesco. Mi hija es
compañera del colegio y han entablado una profunda amistad; se cuentan sus cosas;  por eso
supimos de su historia. Se acomodó en la silla y  continuó así:”-al poco tiempo de nacer la niña,
fue adoptada por una pareja que no podía tener hijos; pero quiso el destino que la mujer quedara
embarazada. Con ello comenzaron los cambios de conducta de la pequeña que se sentía
desplazada; rebeldía, mentira, travesura dañina, eran sus formas de llamar constantemente la
atención; inconductas que se potenciaron con el devenir de los años y el nacimiento de otro hijo
propio de la pareja. Todo esto llevó  a que el padre la sometiera a feroces castigos; incluso la
habría violado. Motivo que me movió a querer sacarla de aquel infierno. Así es que decidí alojarla
en mi casa y comenzar los trámites legales a tal fin. Sin embargo, el encanto inicial comenzó a
desvanecerse con la imposición lógica de los primeros límites que hacen a la convivencia y
organización de una familia. Fastidiada empezó a escapar nuevamente y el lento camino de la
justicia conspiraba contra todo intento de corrección. La velocidad de  desvío de la niña era mas
rápida que el progreso de lo burocrático. Boliche, amigotes, pucho, bebida, joda, eran los
elegidos habitués. Una noche escapó y no regresó. Así interviene el juzgado de menores, que
dispone  su reclusión en un establecimiento correccional de la vecina ciudad de Bahía Blanca.
De allí se fuga a los dos días para comenzar a vagar por la noche ciudadana y terminar
regresando a la casa de los padres, en donde nuevamente se encuentra con los castigos que se
imponían ante una nueva insurrección”.
En este punto, esta mujer denotaba una cierta angustia que la hacía presa de cambios en el tono
de voz, que iban del  sereno al entrecortado por la desazón. Luego de una breve pausa que la
repusiera prosiguió diciendo:--“ Una noche visitó a cuanto amigote conocía  y en los momentos
de descuido de ellos hurtó pastillas de cualquier tipo; cuando consideró que eran suficientes
decidió ingerirlas. Este hecho fue advertido por uno de estos chicos que la venía observando en la
maniobra, y asustado la llevó al hospital”.
 Luego de lo expuesto y casi sin palabras, le agradecí los aportes ofrecidos con su relato y la
despedí asegurándole que estaría bien.     Quedé en la ya silenciosa sala de ingreso del sanatorio, con una sensación de vacío en el pecho. Terminó mi guardia con el dolor de esta niña pegado a los huesos.
Al otro día, de regreso a mis funciones y sinceramente sin esperarlo, se apersonaron ante mí los
”padres” de la paciente solicitándome una entrevista, a la que, demás está decir, accedí casi por
educación y  responsabilidad profesional; pero inevitablemente influenciado  ya por los dichos de
la “tía”.
La madre, una joven y muy interesante mujer, de rostro culturalmente agradable y porte de dama.
El padre. Extremadamente delgado, dedos en palillo de tambor, gruesos bigotes y ojos
profundamente negros; como lo imaginaba.
La madre fue quien tomó la palabra, y se expresó de esta manera:-“Habíamos decidido adoptar,
por cuanto todos los esfuerzos realizados hasta entonces habían sido estériles; así dimos con
ese bebé que nos cautivó desde que lo vimos y que con tan poco tiempo de vida había sido
abandonado a su suerte en el mundo. La jueza de menores nos puso al tanto de los pormenores
de referencia familiar de la beba; la madre estaba presa en la carcel; el padre había caído muerto
en un enfrentamiento con la policía; los hermanos habían formado parte de una banda que
asolaba la zona, algunos estaban presos, otros también habían corrido la misma suerte del
padre...A pesar de todo ello, continuamos con la idea de seguir con los trámites de adopción.
A estas alturas del relato mi desconcierto era titánico, resultándome manifiestamente difícil evitar
expresividad; sin embargo sacaba en claro los puntos de coincidencia con el relato de la tía.
Prosiguió diciendo:”- al poco tiempo de haberla llevado con nosotros, quedo embarazada. Casi no
lo podíamos creer!. La felicidad nos embargó por completo y los preparativos para la llegada de
ese hijo tan esperado nos tenía abstraídos de todo cuanto nos rodeaba; a la par de esta
situación, el comportamiento de la bebé se comenzó a transformar, y conforme crecía la panza
se acentuaban las iras y las rebeldías. La inconducta se expresaba en todas sus formas y se
agudizó con la llegada de un segundo hijo; a estas alturas el ambiente ya era tensionante a
puntos extremos, pues no hallábamos la manera de lograr cambios en ella, que mentía,
contestaba mal, o no contestaba, encerrándose en un absoluto mutismo por todo un día;
destrozaba todo cuanto estaba a su alcance.
En un tiempo empezó a robar cosas sin mucho valor, de mi alhajero, que luego regalaba a sus
amigo; hecho este del que nos enteramos cuando los chicos nos las restituyeron amablemente,
imaginando que se trataba de una travesura mas.Un sinfín de situaciones que transformaron la
casa en un campo de batalla, con nosotros mismos como rehenes y verdugos!, es que ....A
medida que transcurría el relato mi desconcierto adquiría proporciones descomunales, ya que me
resultaba cada vez mas convincentes las palabras de esta mujer.
En este momento, el marido; que se había mantenido casi ausente, hizo una señal de “stop” con
su mano derecha como pidiendo la palabra. La mujer lo miró y calló. Por mi parte un tremendo
escepticismo ya era harto manifiesto, aún contra mi voluntad!!
Permaneció en silencio por un par de segundos tras los cuales comenzó así:”-No voy a negar
que he recurrido a la paliza como medio desesperado de dar un “parate “ a todo ese caos..-.volvió
a callar y continuó con la voz ya quebrada:”-pero lo de la violación, es un disparate!!!.
Cerró los ojos y se tomó la cara con ambas manos rompiendo en llanto. La esposa se levantó y
le rodeó la cabeza con sus manos, en un gesto protector. Transcurrieron algunos minutos hasta
que se hubo calmado medianamente y tras ofrecerle un té, que no aceptó, se marcharon.
Sólo pude decirles que se mantuvieran en contacto; que haríamos todo cuanto estuviera a
nuestro alcance. Yo ya no sabía a quién creer. Al día siguiente intenté, en varias oportunidades,
establecer algún tipo de comunicación con la “dulce criatura”, que, deambulando por los pasillos
del sanatorio, seguía con su hábito de idear formas de escape, de aquí también; y  que no dejaba
de manifestar su claro deseo de regresar con sus padres y hermanos. Esto aumentaba mi
esconcierto que ya era total y creciente, pues a la hora de las visitas la niña se mostraba como
un angelito o como un demonio, según a quién tenía enfrente.
Catorce años!!! Fuma, trasnocha, roba, bebe cerveza en cantidad, con antecedentes de malos
tratos y una supuesta violación...Actitudes de niña ingenua y mujer, entremezclándose, que por
momentos la pintan como una grotesca caricatura inconclusa.
Dédalo de verdades y mentiras; amores y odios; celos y envidias. Pude acceder a un cuaderno
de caligráfica letra en el que escribe poemas de amor. Alberto, Gustavo, Analía son sus
receptores.
El equipo de salud mental aceleró su trabajo, y tras disponer una terapia compartida de padres e
hija, se les comenzó a permitir  pasar 4 ó 5 horas diarias juntos para acomodarse a los
progresos del tratamiento.
En ellos, solamente, está el perdón y el olvido o el rencor y la venganza; y en ella elegir entre ser
ángel o demonio. En ella está la definición de pertenencia: renacer en el seno de esta familia o
permanecer mirando el pasado convirtiéndose en estatua; en definitiva; como dice Marcos Aguini
en el”elogio de la culpa”...la imaginativa mente humana puede generar argumentos que muestren
el agua como fuego y el día como noche.....”
Marcela.Lezana Bernardez / Marcos.R.Szymczak

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