PALABRAS

PODREMOS ESTAR DE ACUERDO O NO, NO IMPORTA, LO REALMENTE SIGNIFICATIVO ES QUE NOS PODAMOS DAR UNA MANO Y QUE ALGO DE LO QUE ESCRIBA AQUI LE SIRVA A ALGUIEN.
PALABRAS QUE DESEO COMPARTIR CON QUIENES DESEEN LEER.

Marcela Lezana Bernárdez
Marcela Lezana Bernárdez | Crea tu insignia

Crea tu insignia

martes, 25 de enero de 2011

CUENTO Nº 4 - DE ESO NO SE HABLA


Una tarde, como tantas otras, llegó ante mí una hermosa joven de 33 años de edad. Verla evocaba, inconfundiblemente, a un durazno pues su piel (obviamente cuidada con dedicación)aparecía suave y lozana; expresión, esta, de autoestima. Sus grades ojos negros, muy negros(un abismo), daban testimonio de la exaltación de la que era presa  en ese momento. Sus labios brillaban por efecto de una sensual humedad. Se encontraban levemente retocados con rouge y
eran el portal que atesoraba, con recelo, una inmaculada dentadura a la que no le era dado elpermiso de la sonrisa por entonces. Facciones delicadas, sin duda; me animaría a decir que
tipológicamente ideales a los ojos de un artista con espíritu ávido de eternizar “lo bello” en un lienzo. Casi una estampa de Botticelli; excepto por el cabello; puntillosamente recortado (los del pintor aparecían siempre largos) que dejaba al descubierto (y ensalzaba) un largo y elegante cuello. Sin embargo..., esa gruesa bincha negra en su cabeza rompía con la armonía del estilo general. Mas tarde supe que era el recurso al que había apelado para  ocultar parte de su drama.
En un momento de crisis se había inflingido una auto agresión rasurando parte de esa cabellera 
que ahora se preocupaba por ocultar.
Obviamente estaba enviando,  torpemente, mensajes- “préstenme atención, necesito cariño,
abrácenme, acarícienme el pelo...”y vaya a saber uno cuántos otros!!!  Y a la vez rumiaba silente
:–“ no; aquí no pasó nada, ya estoy bien!
Estilizado cuerpo poblado de curvas armoniosamente distribuidas en su 1,68 mts de altura. Seguramente serían  la envidia de mas de una joven de su época; preocupadas mas por los preceptos que imponen las modas y tendencias relativos a  los atributos físicos, que por el cultivo del acervo cultural. Volvemos a dar con la tan mentada realidad, poco asumida o cargada de prejuicios, de que “no todo lo que brilla es oro”.
Llegó a la clínica derivada del Hospital. Allí le habían realizado las primeras atenciones de urgencia ante un “intento de suicidio con pastillas”. Nuevamente el llamado de atención con gritos silenciosos. El manejo de la mente humana es apabullante; y lo que un ser humano puede hacer con ella puede ser maravilloso o monstruoso .
Una persona, cuándo se quiere suicidar?, por qué?. Los porqué pueden ser infinitos. Pero, cuándo se quiere quitar la vida?. Impotencia ante una situación que se escapa de las manos?, Sentimiento de fracaso en un ámbito determinado que hasta entonces había sido el único horizonte?. Falta de ambiciones personales?, comodidad ; el deseo de transferir al otro la responsabilidad de alguna situación extrema? Y si el intento es a “medias”, convengamos que el significado es muy diferente. Quiere llamar la atención para que le estén encima y pendientes;digamos que hace las veces de “soga” al cuello para el otro en cuestión como en un intento por“pasar la cuenta”.
La habían desintoxicado con suero y vitaminas, pero las señas de “crisis de hiperexitabilidad
psicomotríz” se dejaban ver en los movimientos constantes de sus manos que surcaban el aire sin pausa, en un alocado andar de lado a lado; como queriendo borrar recuerdos dolorosos con un plumero imaginario.
En medio de este cuadro me entregué a la tarea de confeccionar la clásica Historia Clínica, esforzándome por no profundizar  en temas que pudieran interferir con el delicado trabajo del equipo de salud mental. No me fue fácil, me perturbaba el abanico de “disfunciones cognoscitivas y emocionales”. Por un lado parecía reconocer cabalmente su situación y casi con la misma rapidez, la ocultaba y distraía con conceptos opuestos.
Fueron necesarias altas dosis de fármacos y casi 24 hs. de sueño para poder dar inicio a una
comunicación que, aunque en principio fue fallida, se fue abriendo paso lentamente.
Pasaron los días y con ellos se insinuaba una cierta calma y estabilidad en este espíritu maltratado. Evolucionaba lenta pero satisfactoriamente. Progresivamente se fue dando su integración al resto de los internados. Incluso fue cobrando interés entre el personal de enfermería y de terapia ocupacional por su participación y colaboración constantes. Se podría decir que ya estaba “ al dente” como para una entrevista. La cité al consultorio en un intento por realizar una suerte de cuestionario que me había elaborado mentalmente, pre-concebido con el objeto de hallar  elementos que contribuyeran al apoyo del tratamiento ya  dispuesto. Así, mas calma, comenzó a contarme acerca de su historia personal. Se expresaba con gran riqueza de vocabulario y fue sorprendente que tuviera una percepción tan clara y definida de la situación en la que se encontraba buceando.
Se había criado en el seno de un hogar en el que el “eje rector” era la autoridad paterna (casi deidad), descrito como “perfeccionista y exigente” y como tal, eclipsante de la figura materna,“temerosa y complaciente” (que de esta manera se desdibujaba día a día como modelo para la niña primero, para la adolescente luego y en el camino a ser mujer finalmente).
Fueron transcurriendo los años en medio de ese ambiente que poco a poco se fue transformando  en el caldo de cultivo de un racimo de rencores (no reconocidos  como tales en un primer momento, ni admitidos luego), generadores de disgustos inconscientes e internos.
A los seis años ya era una niña que se presagiaba sería una hermosa joven. Fue entonces cuando una noche llegó a su casa de visita un matrimonio amigo de la familia (de su padre!) con el hijo de catorce años. Mientras los mayores conversaban animadamente de las cosas del día y reían; ese muchacho se le acercaba fastidiándola con insistencia; pero nadie parecía reparar en ello. El acoso fue en aumento, sin embargo ella se mantenía muda por temor a  la amonestación de su padre que la tildaría de mentirosa (seguramente). Hasta que en un momento ese mancebo “desviado” acometió contra su intimidad. Sin llegar a comprender cabalmente lo que sucedía, su región pudenda fue repetidamente manoseada. En nombre de los principios religiosos de sumisión observados en su madre y una rígida disciplina familiar emanada de su padre; ese suceso quedó arponeando su médula por veintiún años; en silencio; porque "DE ESO NO SE HABLA".
Un silencio asfixiante y solitario, cargado de confusión y paradojas. Fantasmas amenazadores
martirizaban su mente día tras día. Simultáneamente comenzó a manifestarse un alarmante y progresivo deterioro físico. Se impuso la urgencia de hacer consultas, estudios y biopsias.
Proceso largo y doloroso que finalmente diagnosticó la presencia de una cruel enfermedad,“Linfoma de Hodckin”.
De esta manera, sus años de adolescencia comenzaron a transcurrir entre radioterapias,quimioterapias y fármacos, que la marcaban a flor de piel sin piedad. Aumentó de peso irremediablemente; la ropa ya no le quedaba. Se le cayó el cabello, obligándola a cubrir su cabeza con gorros, pañuelos o sombreros (lejos del último grito de la moda), y encima  la aparición de edemas múltiples la habían mutado en el prototipo de la “anti-chica popular”colocándola en la senda se la marginación social y la desolación; a años luz del ardor y el entusiasmo que produce el frecuentar un boliche, vivenciar los asaltos, compartir la emoción de los deportes o la picardía de los divertimentos.
Estaba condenada?. Era la pregunta que la acompañaba en sus soledades. Lejos de obtener una
respuesta, la realidad la azotó con una dolencia mas. Esta vez era su corazón quien se renegaba. Debilitado ante tanto dolor comenzó a fallar al punto de requerir la implantación de un marcapasos a demanda de por vida.
El caudal de lágrimas que corrían por sus mejillas mientras proseguía su relato, la obligaban a detenerse para recuperar el aliento. Por mi parte, qué podría decirle?. Sería desubicado siquiera el intento...pero, Qué pena me dan  los espíritus débiles que se pierden en el entramado de lae xistencia!, yo mismo lucho a diario para evitarlo; a veces lo logro otras me cuesta mas; pero,qué es la vida sino ese emocionante juego de empezar cada día con el desafío de tomar la delantera con los aciertos que vayamos logrando?, o no.
Se le volatilizaba la adolescencia mirando a través de los ventanales de su casa. La “vida del otro
lado”  parecía ser otra cosa, se parecía a una película. Niños jugando, jóvenes abrazados caminando con miradas cómplices  y picarescas, matrimonios con sus niños rumbo a la plaza un sábado resplandeciente de sol.
Vió pasar tantos otoños y primaveras de la misma forma pero siempre con la firme esperanza de
vivir y vencer. Vencer a esas enfermedades que la azotaban contra los peñascos de sus deseos.
Y como bien dicen, “el sol sale para todos”. Diez años tuvieron que deshojarse  y un día le dijeron los médicos: -“ no hay signos de actividad de tu linfoma!!!”. Pensó:- “ no es tarde entónces, aún puedo disfrutar”. De carácter firme y decidido e  inteligente, escogió la profesión de maestra jardinera. Así todo el amor acumulado tuvo en los niños su ánfora contenedora.
Surgió el deseo de una familia propia, un marido dulce y sus propios retoños. Como en los cuentos.
Con ese  renovarse de sus esperanzas re-encaró la vida, que le presentó a Ignacio. Él era un joven y apuesto piloto de la fuerza aérea. Se preguntó; -“sería él su primer y único amor?. Los principios familiares y religiosos le habían marcado la pauta de mantener la virginidad como tributo para el matrimonio y su esposo.. La ilusión crecía a pasos agigantados construyendo castillos en el aire ( “a pleno sol , con nubes de algodón”)... Sin embargo , la vida la volvió a llevar a un oscuro callejón y sus castillos se derrumbaron estrepitosamente cuando él, luego de una prongada ausencia en el extranjero contrajo enlace con una chica de la que no me dio mayores referencias, como en un intento por quitarle importancia.
Otra vez sentía alambres de púa envolviéndola  de pies a cabeza y el frío gélido que provoca el desangrarse por amor. La tentación por darle la mano al abandono también la tironeó hasta las negruras del desconcierto; sin embargo y atinadamente decidió seguir luchando ofreciendo sus dolores a Cristo Crucificado y encontrando en él a su guía. Se rearmó interiormente (o por lo menos eso creía).
Cierto día de verano; en el que el sol ardía en la piel y la transpiración le daba un brillo sensual al
tostado adquirido. La suave brisa le ronroneaba a los sentidos hasta hacerlos burbujear. De pronto las endorfinas bullían descontroladas y las feromonas rugían animalmente haciendo que el cuerpo sienta “ese” cosquilleo sobre las calientes arenas. Pensó, perdiendo su mirada en el horizonte marino: -“no voy a morir virgen...”
A su lado se encontraba un joven amigo de la mocedad que casualmente estaba experimentando la misma e inquietante sensación, la misma necesidad y disposición. El llamado de la naturaleza se imponía mas allá de todo y contra todo.
No hicieron falta palabras, tan solo se miraron y comprendieron que sus cuerpos se llamaban
indómitamente. Se levantaron maquinalmente, y en medio de un silencio cómplice, cada uno recogió sus cosas y se marcharon. No hablaron durante el camino, Pero ambos sabían lo que pasaba. Fueron al departamento de él. Aunque por momentos creía sentir cierto resquemor, el deseo lo ahuyentaba hasta hacerlo desaparecer definitivamente en el ascensor.
El edificio estaba desierto, todos estaban en la playa, y el pequeño y cerrado aparato le brindó la seguridad necesaria para terminar de decidirse a dar “el paso”...
Llegaron al tercer piso, entre besos y abrazos que seguían avivando la hoguera. Las puertas se abrieron a un estrecho y poco iluminado pasillo al fondo del cual se hallaba la entrada de un pequeño departamento.
Él la guiaba con sutil delicadeza, primero por el departamento, que estaba a oscuras, con algún destello de luz filtrando traviesamente por las persianas bajas; luego, en el camino de descubrir sus cuerpos. Acarició el suyo con preciada exquisitez, con verdadera devoción, respetando su silencio, atento al ritmo de su respiración. Todo ello la armó del valor básico para abrirse finalmente a la intimidad, la consumación del acto sexual. Se apura a remarcar una y otra vez:-“sí, tuve sexo, no hice el amor...”
Me pregunto si fue la educación férrea, el trauma de la violación, los principios religiosos rayanos
con el delirio místico, la ausencia real  de la figura materna y del diálogo aleccionador y cómplice, o el sentimiento de culpabilidad los que conspiraron para una líbido fracturada?.
Parafraseando a Humberto Eco:”sacrificio expiatorio”?;  cómo saberlo?. Suele escuchársele decir:-“no sé vivir sola; dependo de mi padre”. Cuál es la raíz de la dependencia psicológica de esta joven?, gratitud?, sumisión?, conformidad?, resignación?,comodidad?...La historia no se debería imitar, a propio riesgo, la deberíamos hacer...
Seguramente son preguntas que ella misma se hace y quizá, cuando se enfrenta realmente a las respuestas es cuando hace las crisis que la traen hasta nosotros.
Hoy se fue de alta, sus ojos brillaban de alegría y su sonrisa franca volvía a enriquecer sus facciones.Otra vez al mundo, niña!!. Suerte y hasta siempre.
De esta manera queda evidenciado un hecho indiscutible una vez mas; la imperiosa necesidad de comunicación con nuestros hijos, para quienes no debemos tener temas “TABÚ”, sino por el contrario, debemos incentivarlos a que para “saber” de algo nos busquen primero, a nosotros, sus padres.
Marcela Lezana Bernardez - Marcos Szymczak

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ratings and Recommendations by outbrain